sábado, 21 de mayo de 2011

15 M

Nos invadió el calor, con silenciosa calma
Y artos del frío, salimos al sol
Un maldito temblor, que todos  miraban
Un liberado hastío, que no pedía perdón
El fuerte resplandor, dominaba las sombras
Y el pueblo crecido, se armó de valor
En el corazón un ardor, en la cabeza un lema
Un espíritu enardecido, que se alzaba sin temor
Porque éramos los amos, a quienes miraban con cautela
El cinismo perdido y la indecisa decisión
Éramos el viento que con plena conciencia
Movía el velero sin sangre ni perdón

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