Noches sin ti

El frío del salón

No pudo con los dos

No le dejaste entrar

Y tuvo que esperar

La noche se cerró

Tú estabas y yo no

Tu querías luchar

Y yo solo soñar

El alba despertó

Mi orgullo y vanidad

Tú buscabas mi luz

Qué suerte verla entrar

No supe que eras tú

Hasta dejarla atrás

Frío del salón

No pudo con los dos

Y ahora que no estás

Solo puedo extrañar

La noche se cerró

Tú estabas y yo no

Mi ángel dónde estás

No puedo verte ya

El alba me despertó

Y tú no estás amor

Dónde queda mi luz

Dónde quedamos ya

Tú buscabas amor

Yo, tonto, dije adiós

Recuerdos de un joven poeta

Abramos el telón

de esta noche una vez más

desfiles de miradas

jugando al carnaval

desfiles de silencios

que no dejan de gritar

Brillante el primer acto

nada que reprochar

Fantástica actuación

De princesas de postal

Y la fiesta que no pare

esto esta genial

el que no lo sienta

que lo prepare

Hay que disimular

La trama se complica

 para ese chico triste

que  no sabe bailar

su juego es el despiste

y le esta saliendo mal

La canción termina

y él no deja de interpretar

un perezoso ritmo

De un triste cantar

Miradas curiosas

observan al animal

y miran para otro lado

con gesto teatral

La escena se cierra

con una melodía para recordar

del chico triste y su poesia

ni aroma queda ya

Vomitonas, risas, bailes

besos, y carnaval

del chico triste y su poesía

ni aroma queda ya

Adios

En tu cartera ese billete

inapelable para el martes

no me mires a los ojos

tengo miedo de amarte

no soy el que te dará

dos besos en una estación

prefiero wiskie barato

y fuego en el corazón

sube el volumen de la música

que hoy no quiero pensar

no voy a decir te quiero

es más sencillo bailar

no quiero que me esperes

no quiero verte marchar

No voy a decir te quiero

pues duele mucho olvidar

Los trocitos que dejamos por vivir

Con un trozo de papel

en una luna de cristal

voy componiendo frases

que no llego a interpretar

Entiendo como los segundos

me aprisionan al pasar

y me encierro en una música

que me ayuda a no pensar

Las luminosas esferas

del oscuro manto astral

Sombras de una conciencia

que no consigo domar

poco a poco nada queda

en el templo de ese ayer

tus nebulosos recuerdos

y un raro verbo, que querer

Tu no me importas

Quisiera tiempo

para decir despacito en tu oído

que no te quiero

y que me importa un pepino

el maldito castigo

soy como el viento

no tiene sentido compartir destino

no hay sentimiento

yo voy zumbando perdido

por todos los caminos

y aunque me odies

no tengo remedio soy un sin sentido

y yo pretendo

llevar a mi cama princesas, buen vino

un buen revolcón y cada cual su camino

soy una especie de ser malvado

y no tengo tiempo para hacerte regalos

hace ya rato que estoy enajenado

no quiero tus risas no quiero tu encanto

quizás lo mio sea el desatino

no busques remedio no te doy permiso



Jodida esperanza

Porque los bares han cerrado

Y no quedan ganas de pensar

Porque entre tantos desengaños

Muy poco puede ya brillar

Porque el silencio se ha llevado

Todos los sueños por soñar

Porque la gente se ha cansado

De ese tren que hay que esperar

Tarde o temprano nos veremos

Casualidad una vez más

Tarde o temprano encontraremos

Esa estación donde parar

Porque a las tres de la mañana

Ves que ya no eres un chaval

Porque quisiste ser el malo

Y tu princesa ya no está

Porque la triste madrugada

Y el despertar en tu sofá

Y porque el frío del invierno

Siempre nos pilla por detrás

Tarde o temprano nos veremos

Casualidad una vez más

Tarde o temprano encontraremos

Esa estación donde parar

Porque no importa el escenario

 A fin de cuentas es verdad

Porque el secreto de tus labios

Revivirá mil veces más



15 M

Nos invadió el calor, con silenciosa calma

Y artos del frío, salimos al sol

Un maldito temblor, que todos  miraban

Un liberado hastío, que no pedía perdón

El fuerte resplandor, dominaba las sombras

Y el pueblo crecido, se armó de valor

En el corazón un ardor, en la cabeza un lema

Un espíritu enardecido, que se alzaba sin temor

Porque éramos los amos, a quienes miraban con cautela

El cinismo perdido y la indecisa decisión

Éramos el viento que con plena conciencia

Movía el velero sin sangre ni perdón